Cuando se trata de mantenerse fresco para dormir mejor, muchos se preguntan: ¿ las sábanas de seda son más frescas que las de algodón? Comprender las propiedades térmicas de cada tejido es clave.
Una de las cualidades más codiciadas de la seda es su transpirabilidad innata que supera incluso a las fibras naturales como el algodón. La estructura única de las fibras de seda permite que pase más flujo de aire a través de la tela.
La seda se compone de una serie de 18 aminoácidos dispuestos en una formación cristalina con un espacio sustancial entre las cadenas de proteínas. Esta brecha crea poros que le dan a la seda una permeabilidad y ventilación naturales de las que carece el algodón.
Las fibras de algodón, en cambio, están compuestas casi exclusivamente de celulosa. La densa estructura celulósica impide la circulación del aire al igual que la seda. El algodón retiene el calor y el sudor cerca del cuerpo en lugar de ventilarlo.
Además, la seda tiene una capacidad superior para absorber la humedad. Las propiedades higroscópicas de la seda alejan el sudor de la piel y permiten que se evapore rápidamente. El algodón absorbe la humedad pero no la libera con tanta eficacia.
Con propiedades de transpirabilidad y secado hasta tres veces mayores, la seda ofrece una regulación de la temperatura y un flujo de aire inigualables. En comparación, las sábanas de algodón atrapan el calor y el sudor. Por eso, cuando se trata de permanecer fresco y cómodo durante la noche, la seda es la opción óptima.
Una de las propiedades únicas de la seda es su capacidad para adaptarse a los cambios de temperatura corporal durante la noche. La seda contiene poros microscópicos que reaccionan a los cambios en la temperatura de la piel.
Cuando el calor corporal aumenta, estos poros se agrandan y se expanden hasta un 20% para liberar el exceso de calor. A medida que el cuerpo se enfría, los poros se encogen y contraen, conservando el calor más cerca de la piel.
Esta modulación inteligente se produce porque las proteínas de la seda son sensibles a los cambios de humedad y temperatura. Sus estructuras reaccionan a los cambios microclimáticos de la piel.
La adaptación sensible ayuda a que la seda se estabilice a una temperatura confortable, evitando el sobrecalentamiento o el enfriamiento a medida que la temperatura corporal fluctúa durante la noche.
Las fibras de origen vegetal como el algodón no tienen estas estructuras dinámicas que regulan la temperatura. No pueden adaptarse ni reaccionar para satisfacer las necesidades cambiantes del cuerpo.
La termosensibilidad y el tamaño dinámico de los poros de las fibras de seda confieren al tejido transpirabilidad durante los períodos cálidos y aislamiento cuando hace frío. Esta capacidad de transformarse y adaptarse hace de la seda un material de cama ideal para regular la temperatura.
La seda de morera es apreciada por su incomparable suavidad, transpirabilidad y regulación de la temperatura. Estas propiedades superiores provienen de gusanos de seda alimentados con una dieta constante de hojas de morera.
Los gusanos de seda bombyx mori que consumen morera producen hebras de seda excepcionalmente finas y uniformes. Con fibras delgadas y suaves, se tejen en telas más fuertes y flexibles que otras variedades de seda.
La seda de morera se siente lujosamente suave contra la piel. Las fibras largas generan un brillo sutil sin rigidez ni arrugas. La seda de morera fluye con gracia y se adapta con precisión al contorno del cuerpo.
Para regular la temperatura, la seda de morera es muy transpirable para evitar el sobrecalentamiento. También se adapta inteligentemente a los cambios de calor en el microclima de la piel. Esta termorregulación mantiene a quienes duermen en una zona cómoda.
Para personas que duermen calientes, recomendamos sábanas 100% seda de morera en un peso de 23 momme . Esto proporciona una refrigeración óptima manteniendo al mismo tiempo una sensación de lujo .
Siga las pautas de lavado de seda para maximizar el poder de enfriamiento. Utilice agua fría y jabón suave . Seque las sábanas al aire para evitar la pérdida de capacidad de absorción.
Con el cuidado adecuado, las sábanas de seda de morera pueden dormir hasta 3 grados más frías que las de algodón . Si tienes calor por la noche, la seda es la elección clara.
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